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Periodista Israel Vázquez recibió ocho balazos

La hermana de Israel Vázquez Rangel, el reportero del portal El Salmantino ejecutado la madrugada del lunes 9, habla de él con vehemencia. Tenía ganas de ser famoso y se lo confiaba a su familia; también le manifestaba su anhelo de que Salamanca estuviera en paz, dice la hermana, que trabaja como fotorreportera.

“Y miren…”, agrega cortando la frase.

Israel tenía 31 años. Era padre de familia, futbolero y “bien clavado en el periodismo, bien aventado”, decían algunos de sus compañeros. Egresado de la carrera de comunicación en la Universidad de León en Salamanca, obtuvo una fama maldita: se convirtió en el primer periodista asesinado en el estado en plena labor.

Ahora se sabe que Israel, quien cubría la fuente policiaca para el mencionado portal, fue el primer reportero en llegar esa madrugada a un punto de la avenida Villa Salamanca 400, donde –según varios mensajes enviados a través de las redes sociales al Salmantino y otros medios, como usualmente ocurre– unos desconocidos habían dejado bolsas con un cuerpo desmembrado.

Unas pocas horas antes, Israel había transmitido desde la página de Facebook del Salmantino sobre otros restos humanos en otro punto de la ciudad, frente al templo de la comunidad de Valtierrilla.

A esa y otras cientos de transmisiones sobre hechos delictivos, por lo general asesinatos o el hallazgo de cuerpos o restos humanos en Salamanca y sus comunidades, se sumaban numerosos seguidores virtuales, que lo mismo le pedían detalles que le mandaban saludos, e incluso bendiciones.

Y es que cientos han sido los homicidios violentos en esa y otras ciudades de Guanajuato en los últimos tres años. En Salamanca, 246 asesinatos dolosos reportados de enero a septiembre en las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero esta vez, casi en cuanto llegó en el automóvil rotulado con los logos del portal para el que trabajaba Israel, quien llevaba puesto el chaleco negro con letras rojas que igualmente lo identificaban como reportero del Salmantino, un vehículo se desplazó hacia él. Sus ocupantes le dispararon.

Israel recibió ocho balazos de armas de 9 milímetros. Su cuerpo cayó muy cerca de las bolsas negras abandonadas en medio de la avenida Villa Salamanca 400. Estuvo tirado en la calle durante por lo menos media hora, hasta que llegó una ambulancia de la Cruz Roja que lo trasladó al hospital de Pemex, pues Israel tenía un contrato transitorio con la paraestatal para laborar en las mañanas.

Murió cuando era sometido a una cirugía, unos minutos antes de la una de la tarde, cuando ya corría la desoladora noticia del atentado en su contra, cuando el panorama había cambiado ya drásticamente para los periodistas en Guanajuato.

Las primeras pistas revelan que la Policía Municipal llegó al sitio después que Israel. Aún se desconoce cuánto tiempo pasó entre el ataque contra Israel y el arribo de los uniformados.

La incertidumbre persiste, pues la alcaldesa Beatriz Hernández Cruz, de Morena, y el director de la Policía Municipal, Rodolfo Cruz Nicolás, se negaron a explicar a las decenas de reporteros, fotógrafos y camarógrafos en una de las varias protestas del gremio en los tres días posteriores al homicidio.

Discursos tramposos

El martes 10, después del sepelio de Israel, decenas de reporteros se dirigieron a la presidencia municipal de Salamanca, a donde llegó la alcaldesa Hernández Cruz, acompañada por la diputada local Magdalena Rosales, también de Morena; y enlazo por una plataforma virtual a las senadoras Malú Micher y Antares Vázquez Alatorre, sus correligionarias.

La alcaldesa habló de “no politizar” el asesinato de Israel porque, dijo, “más allá de lo electoral y los cálculos políticos, hoy ocurren hechos que nos lastiman”. Su propósito era aventar la pulla al gobierno estatal del PAN, al que reclamó –como lo ha hecho durante meses– un abandono ante la violencia; “y Salamanca también es Guanajuato”, dijo.

Luego, ante las preguntas del gremio sobre las circunstancias del asesinato de Israel, de la reticencia a responder acerca de la presencia policiaca, Hernández Cruz intentó fincarle al reportero una responsabilidad por –dijo– “haberse puesto en riesgo”.

“Vean ustedes las circunstancias en las que estamos –dijo–. Si Israel hubiese llamado (a los policías) y llega, junto (con ellos)… es más, miren, la Cruz Roja, las ambulancias no llegan al lugar si no llega seguridad pública. Entendamos que estamos en una situación muy complicada.”

–¿Entonces usted dice que Israel tuvo que haber hablado para que pudiera hacer su trabajo, para que tuviera garantías de su seguridad? –le preguntó una reportera.

–La verdad es que, miren, ir a las seis, cinco y media de la mañana a cubrir una nota a ese lugar que sabemos todos que tan peligroso…”, alcanzó a decir la presidenta municipal, antes de ser interrumpida por el gremio.

El miércoles 11, reporteros de distintas ciudades del estado se concentraron ante la Fiscalía General del Estado y el Palacio de Gobierno para protestar por el crimen de Israel y hacer clausuras simbólicas.

Al día siguiente, la fiscalía y la Secretaría de Gobierno del estado ofrecieron reuniones con sus titulares, Carlos Zamarripa Aguirre y Luis Ernesto Ayala Torres, respectivamente, quienes fueron encarados por decenas de periodistas.

Los hermanos de Israel y su prometida Noreyma, también reportera en El Salmantino, estuvieron en esas reuniones.

En el encuentro con el fiscal Zamarripa Aguirre, éste informó que recibió el reporte de parte de las autoridades municipales sobre el ataque contra Israel más de una hora después, junto con el aviso del hallazgo de restos humanos “como si fueran un solo hecho delictivo”.

Admitió que no estaba muy claro si el reportero “estaba solamente cumpliendo con su labor. No tenemos ningún dato que nos diga algo diferente a que Israel estaba cubriendo la nota y haciendo su trabajo, y que fuera asesinado por estar llevando a cabo su trabajo es un agravante previsto por la ley (en el Código Penal estatal)”.

Noreyma espetó al fiscal.

“Le pedimos por favor que se haga justicia. Y no solamente por Israel, porque no es el primer hombre inocente, no es la primera víctima inocente a manos de gente irresponsable. En este momento estamos en una línea muy delgada en la que queremos confiar en las autoridades, confiar en ustedes y estamos aquí por ello.

Y añadió, sin dejar de observar al fiscal: “Queremos que ustedes encuentren a los responsables. Con la frente bien en alto le pido que haga su trabajo. Confiamos en ustedes hasta el último momento. Por favor, ayúdenos a cambiar la imagen que todos los salmantinos, todos los guanajuatenses tenemos de las autoridades. Que ni este crimen ni el de los demás quede impune”.   l

Reportaje publicado en el número 2298 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 15 de noviembre de 2020.

 

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