La Alta Comisionada Adjunta de las Naciones Unidas para los Refugiados, Kelly T. Clements, concluyó hoy una amplia misión en Honduras, Guatemala y México, donde ha sido testigo de la situación de las personas que se han visto obligadas a huir, ha conocido los riesgos enfrentados por las familias en sus viajes para encontrar protección y ha visto cómo, una vez a salvo, muchos han empezado a reconstruir sus vidas.
En Centroamérica visitó comunidades obligadas a vivir bajo el control de pandillas criminales y conoció a familias que huyeron de sus hogares debido a la violencia y la persecución, agravadas por la extrema pobreza, las condiciones climáticas y la pandemia de COVID-19. Durante su misión, Clements también se reunió con altos funcionarios gubernamentales, socios de la sociedad civil y líderes empresariales, con los cuales ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha unido fuerzas para encontrar formas eficaces de ayudar a las personas desplazadas.
“Tuve la oportunidad de hablar con personas que, literalmente, huyen para salvar sus vidas, escapando de la violencia, la extorsión, el reclutamiento y la violación por parte de las pandillas y otros grupos criminales. La violencia de género es especialmente grave en la región, donde tantas mujeres y niñas sufren una violencia inenarrable”, señaló Clements.
Clements también visitó organizaciones comunitarias que, junto con ACNUR, ayudan a contrarrestar los efectos de la violencia. “Me impresionó mucho el trabajo que hacen estos grupos y la pasión y el compromiso que muestran con sus comunidades”, dijo.
Además, Clements pudo conocer de primera mano los esfuerzos para proporcionar protección y soluciones a las personas que se desplazan a través de fronteras internacionales y la red de albergues gestionados por la sociedad civil que las acogen. México, y en menor medida Guatemala, acogen a un número creciente de personas solicitantes de asilo y refugiadas. ACNUR ha redoblado su apoyo a las autoridades de asilo y protección de la infancia en ambos países. En México, que va camino de superar las 70.000 solicitudes de asilo que recibió en 2019, ACNUR ha ampliado su programa de integración para las personas refugiadas, que incluye un componente de reubicación e inserción laboral que ha beneficiado a cerca de 10.000 personas desde 2016. Guatemala, que ha visto un aumento del 88% en las solicitudes de asilo, ha ampliado su capacidad de recepción y procesamiento con el apoyo de ACNUR.
Pero se necesita más apoyo internacional, advirtió Clements.
“Hasta un millón de personas en Centroamérica han sido desplazadas por la fuerza. Es responsabilidad de la comunidad internacional y de todos nosotros ayudar a esas personas a reconstruir sus vidas”, declaró. “El primer paso para todos los países es garantizar el acceso al asilo a las personas cuyas vidas dependen de ello”.
Clements también destacó la importancia y la necesidad de un mayor apoyo financiero y técnico a los gobiernos y organizaciones que trabajan juntos para proporcionar ayuda humanitaria y protección a las personas que se desplazan en Centroamérica y México. “Esta necesidad nunca ha sido más urgente”, observó.
Siete países de origen, tránsito y asilo de la región: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá, están trabajando juntos bajo el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones (MIRPS) una iniciativa orientada a la búsqueda de soluciones y liderada por los Estados para hacer frente a estos desafíos. El mes que viene, España organizará un evento de solidaridad para encauzar el apoyo internacional para estos países y contribuir a sus esfuerzos.