InicioYucatánNicolasa, mujer maya, va por récord de 500 partos tradicionales

Nicolasa, mujer maya, va por récord de 500 partos tradicionales

POR EK XIIB YAOTECÁTL

Ella siempre está feliz. Con su risa llena de vida todo el lugar en el que esté… Por sus venas corre sangre Maya. Es Nicolasa Cen, de 73 años de edad, originaria de Antonio Xluch.

En su hogar tiene ya decenas de diplomas, reconocimientos oficiales de las secretarías de Salud del Gobierno de México y del de Yucatán. No es para menos, en su haber ha rebasado 400 partos tradicionales, al rojo vivo para quienes dan a luz a una nueva vida. Y ella es la encargada de coronar el nacimiento.

Nicolasa vive en Komchen, cerquita de Mérida y hasta ahí jóvenes matriminos van en su búsqueda, para que ayude a parir a las mujeres de manera natural, sin anestesia de por medio, como antaño.

También es requerida en los estados vecinos de Quintana Roo y Campeche. Los gastos siempre corren a cuenta de las familias interesadas en sus servicios que si bien la contratan para un parto, también lo hacen porque es huesera y curandera maya aunque no habla la lengua porque, cuenta, durante su infancia se burlaban cuando ella quería comunicarse en su idioma.

Lo de ser partera le viene de su abuela, de su madre y padre, cuando ella tenía tan solo nueve años. Pronto sus oídos y sus ojos guardaron en su mente el dolor de parir, la forma de colocar el cuerpo y, sobre todo, la magia maya de acompañar el nacimiento de un retoño.

Esa magia maya también le ha desarrollado el Don de quitar embrujos curando a las personas con fuego y hierbas machacadas con placenta -ruda, albahaca y romero-, con un toque de miel, y ya en pomada o infusión, echa mano para sanar matrices.

“Todo lo hago con la ayuda de Dios”, dice en entrevista con peninsularmx que asistió a una de sus ceremonias mayas, al igual que lo han hecho recientemente estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán, a petición de una de sus maestras, la Doctora Erandi Mercado Guzmán quien está segura que es fundamental el uso de la medicina tradicional y qué mejor que las futuras generaciones de médicos se adentren al mundo de la partería tradicional.

Ahora estas universitarias y universitarios de la carrera de medicina, saben cómo a los nueve años de edad, una niña empezó a adentrarse en el mundo de la partería tradicional… “Yo era ayudante de mi abuelita; la primera vez que hice algo fue cuando me pidió que sostuviera dos velas encendidas, porque en mi pueblo no había luz eléctrica.

“Mi abuelita me dijo en Maya: Muuts’ wicho’ob yéetel ma’ muevas k’abo’ob (cierra los ojos y no muevas las manos). Pero yo no me aguanté las ganas y espié”. Cuál fue su sopresa que en ese parto nacieron gemelos.

Y así se le va la vida, descalza, trazando cruces imaginarias ya en el aire, ya en la tierra, y eleva el rezo pidiendo la sanación de sus pacientes y cuando éstos son extranjeros, ella pide a su hijo -que ya sigue sus pasos-, que haga traduccciones, y sin él no está presente, ella se entide con señas o como pueda.

Ahora, en sus trabajos académicos, las y los estudiantes de la UADY, han plasmado nuevos conocimientos. Una frase que nos mencionó constantemente doña Nico fue: “A mí me gusta dar entrevistas en el ruedo para que puedan entender de lo que hablo”.

Y les dio clase de cómo se acomoda el cirro.
Doña Nico nos describe el cirro de la siguiente manera: “El cirro es el control del
cuerpo humano, ubicado en el centro del ombligo, tiene forma de una canica un poquito
grande”, esto está fuertemente relacionado con la información que obtuvimos en nuestra
investigación. Dependiendo de cómo esté ubicado representa los malestares que
presentarán las personas, por lo general una persona sana tiene ubicado este órgano a la
altura del ombligo, pero si este se voltea o desequilibra hacia los lados, arriba o abajo la
persona presentará diferentes molestias, Doña Nico nos mencionó que: “Si el cirro se voltea por acá (refiriéndose al lado izquierdo) da dolor en la pierna izquierda, si se va por el otro lado (lado derecho) te da dolor en la otra pierna. Si se va por donde está el cuello de la matriz (abajo) da muchas ganas de orinar o ansiedad por ir al baño. Y si se va por el estómago (arriba) no vas a poder comer, ya que te dará mareo o asco”.

Para sanar estos males se tiene que sobar el área del cirro para que este pueda llegar al centro. Para realizar este procedimiento se necesita de una pomada, oraciones y estar
descalza.

Doña Nico nos dijo que: “Cuando vayan a sobar siempre recuerda estar descalza”
esto debido a que previamente debe de hacer un ritual en el cual ofrece una oración y se
encomienda a Dios, para que sus dones puedan contribuir a la curación de las personas.

Esto último nos lo demostró al poner a una compañera de ejemplo, el cirro de la
compañera se encontraba en el lado izquierdo cuando debería de estar en el centro en el
mismo lugar que ocupa el ombligo, doña Nico nos permitió sentir la posición del cirro antes
de acomodarlo, este se sentía como una masa dura con cierta flexibilidad que palpitaba según el pulso; para acomodarlo doña Nico aplicó una pomada en sus manos y en el abdomen de la compañera, cabe recalcar que antes de comenzar a sobar rezo y le pidió a Dios que le permita acomodar el cirro, mientras sobaba le pedía a la compañera que fingiera mascar chicle y que tragará saliva, cuando finalmente hizo presión para mover el cirro hacia el centro la partera pidió que abriera la boca lo más que pudiera, en ese momento la compañera describe un dolor rápido pero punzante, incluso sintió como esa masa denominada cirro se movía en su abdomen; cuando doña Nico finalizó, le permitió al resto palpar nuevamente el abdomen y fue así como todas confirmamos que el cirro se había movido de lugar y ahora se encontraba en el centro, la misma posición que el ombligo.

Por otro lado, Doña Nico hizo alusión que para poder ejercer su labor debe de
ejercitarse, e inclusive nos enseñó como lo hacía desde una soga de hamaca. Del mismo
modo nos compartió varias experiencias buenas y malas que ha tenido a lo largo de su vida
en su labor como partera, las cuales fueron muy interesantes, esto debido a que tal como
ella mencionó: “Ningún parto va a ser igual a otro, siempre va a existir algo que lo haga
único”.
Finalmente, pero no menos importante, doña Nico nos pidió un favor en medio de la
entrevista, que la mencionemos, en sus propias palabras, como “la mujer más humilde que
existe” quien se siente orgullosa de su trabajo y de sus orígenes.

Y sí, Nicolasa ahora ha sumado una nueva virtud, tejer y tejer hamacas, acompañada de música y de su inagotable risa.

 

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