Si por armar un buen borlote se ganara la elección para la gubernatura de Quintana Roo, esos del movimiento naranja ya hubieran ganado de calle la silla del Palacio de Chetumal. Y es que se traen un verdadero arguende como de telenovela interminable, de esas que son soporíferas y aburridas, por el chafa suspenso que se traen desde hace varias semanas.
Que no, que Roberto Palazuelos no va, que sí que el Diamante Negro es el bueno, que mejor vamos a analizarlo con más calma, que el anuncio se va a dar el martes, pero mejor el viernes, pero no, que mejor se van a esperar hasta el sábado 19 de febrero, y así se la han ido llevando los del Movimiento Ciudadano.
Y justo cuando en esas andan, deshojando la margarita en pro y en contra del actor y empresario hotelero, en esa larga telenovela política apareció otro actor, el senador José Luis Pech quien de plano anunció que por nada del mundo, así sea hoy en día la estelar en la contienda por la sucesión de Carlos Joaquín, no va a apoyar a Mara Lezama como la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional y del Partido Verde; es más, está tan dispuesto a arremangarse y salir a las calles a hacer proselitismo, pero en su contra.
Los sesudos analistas y la rumorología política hicieron correr la versión de que Pech iba a dejar ya sin posibilidad alguna a Palazuelos y que él es el bueno para vestirse de naranja. Pero pronto le salió al paso el dirigente estatal del Movimiento Ciudadano, Lida Rojas Fabro, para decir que el papel estelar es de Palazuelos y solo él y nadie más que él será el gallo naranja.
Pech también entendió que hasta él mismo desmintió las versiones que lo colocaban como el Judas del Diamante Negro, dijo que hasta donde él sabe, Palazuelos será el candidato, Pero no quitó el dedo del renglón en jugarle las contras a la todavía alcaldesa de Benito Juárez Cancún, a la que le ha hecho “fuchi, guácala” pues asegura que sería entregarle la gubernatura al partido del tucán y en consecuencia al mismísimo Niño Verde.
Y a Pech parece que poco o nada le importa el que las huestes del partido guinda le den una buena patada en el trasero para expulsarlo de sus filas. Así es que hay que seguir metiendo más palomitas al horno de aquí hasta el sábado y en una de esas hasta finales de febrero, total, si de borlote se trata, los del movimiento naranja se pintan solos.