Lo que faltaba, no sólo agentes del Instituto Nacional de Migración y su titular Francisco Garduño se han visto involucrados por la tragedia en la que perdieron la vida 39 migrantes en un albergue inhumano.
Ahora elementos de la Guardia Nacional fueron grabados extorsionando a un grupo de migrantes colombianos para dejarlos salir del Aeropuerto Internacional de Chihuahua y no presentarlos ante las autoridades migratorias.
Ya el mando superior ha emitido un boletín, el mismo que ha hecho circular el mismo equipo de comunicación social de Palacio Nacional en el que se indica en principio que se trata de un acto indebido contra ese grupo de migrantes colombianos.
Un mal sabor de boca ha dejado en el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador esta noticia, así como entre los integrantes del Gabinete de Seguridad por lo que el mandatario ha dado el manotazo en la mesa para que pronto se inicie una investigación interna para confirmar la identidad de las personas que se observan en las imágenes, con el objeto de implementar los procedimientos legales y administrativos que correspondan.
Y aunque en dicho boletín aún se pretende lavar las manos de la Guardia Nacional, diciendo que se trata de “supuestos elementos”, se desmarca de manera tajante: “no representa la generalidad en el actuar del personal de la Guardia Nacional ni puede demeritar el trabajo que las mujeres y los hombres de esta institución realizan todos los días para cumplir el compromiso de garantizar la seguridad y la paz de la población”.
Pues si es así, la Guardia Nacional debe ser contundente en su investigación si no quiere que se desmorone la imagen de que se trata de una institución disciplinada y profesional en la que se fomentan valores y principios establecidos en nuestra propia ley, como: objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos.
De modo que está obligada a no tolerar lo que se aprecia en las imágenes que corren como reguero de pólvora en las redes sociales y en la prensa mexicana.
