Son las 20:48 de la noche del 7 de septiembre, la alerta sísmica se ha activado en la Ciudad de México, y segundos después los habitantes de la capital del país se estremecen por un temblor de 7.1 grados.
El pánico se apodera de la gente que como puede sale de sus casas, oficinas y restaurantes sin importar mojarse con una lluvia que no cesa. En las cabinas del Cable Bus, han quedado atrapadas decenas de personas que imploran por sus vidas, y sí, son rescatadas sanas y salvas.
El epicentro se ha dado a 14 kilómetros de distancia del Puerto de Acapulco, Guerrero y las autoridades de Estados Unidos han activado la alerta de un tsunami. Los estragos comienzan a salir a la luz de la noche, un cerro desgajado, algunas viviendas derrumbadas, turistas azorados sobre la Costera Miguel Alemán. Una persona ha perdido la vida en Coyuca de Benites al caerle encima un poste de luz.
La Comisión Federal de Electricidad reporta que aproximadamente un millón de personas han quedado sin luz.
Al filo de la media noche, el sismológico Nacional reportaba al menos 92 réplicas del temblor que puso a temblar a todo México.