POR EK XIIB YAOTECÁTL
Ismael “El Mayo” Zambada ha comenzado a hablar sobre su captura y asegura que él se encontraba a punto de entrevistarse con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya quien más temprano que tarde se desmarcó de ese señalamiento hecho por el capo del crimen organizado.
“No hay absolutamente nada, nada, que pueda vincularme con ese asunto. ¡Nada! Lo digo de manera tajante, contundente. ¡Nada!”, soltó Rocha Moya frente al propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador durante su visita a Culiacán en el marco de la inauguración del Hospital General IMSS Bienestar “Dr. Bernardo J. Gastélum”.
Y aseguró que el fundador del Cártel de Sinaloa sólo tiene el propósito de “mancharme a mí y de paso se manche al presidente (Obrador”, sostuvo el mandatario sinaloense.
En el texto de Zambada García habría señalado: “Desde que me trajeron en avión a los Estados Unidos desde México, el 25 de julio de 2024, han habido muchos informes inexactos en los medios de comunicación de ambos países.
“En esta declaración proporcionaré los hechos verdaderos de lo que sucedió ese día. Me gustaría decir por principio que no me entregué, y no vine voluntariamente a Estados Unidos. Tampoco tenía ningún acuerdo con ninguno de los gobiernos.
“Por el contrario, fui secuestrado y llevado a los Estados Unidos por la fuerza y en contra de mi voluntad.
“El encuentro estaba programado para las 11 de la mañana y yo llegué un poco temprano. Vi un gran número de hombres armados con uniformes militares verdes, quienes asumí eran los pistoleros de Joaquín Guzmán y sus hermanos.
“Yo iba acompañado por cuatro hombres de seguridad, dos de los cuales esperaron fuera del perímetro. Los dos que entraron conmigo fueron José Rosario Heras López, un comandante de la Policía Judicial del Estado de Sinaloa, y Rodolfo Chaidez, miembro de mi equipo de seguridad desde hace mucho tiempo”, asegura El Mayo.
Y sobre Guzmán López, El Güero. “Lo conozco desde que es un niño y me indicó que le siguiera. Confiando en la naturaleza de la reunión y de la gente involucrada, lo seguí sin dudarlo. Fui dirigido a otra habitación que estaba oscura. Tan pronto como puse un pie en esa habitación, fui emboscado. Un grupo de hombres me asaltaron, me tiraron al suelo y me colocaron una capucha oscura sobre mi cabeza. Me atacaron y esposaron, y me obligaron a meterme en una camioneta. Durante todo este calvario, fui objeto de abusos físicos, que han tenido como consecuencia severas heridas en mi espalda, rodilla y muñecas”, se lee en el documento difundido por LA Times.
El capo afirma que lo llevaron a una pista de aterrizaje a unos 20 minutos de distancia, donde le obligaron a meterse en un avión privado. Allí fue atado. Fui llevado a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y en contra de mi voluntad”, apunta.
El fundador del cartel desmiente la versión oficial de las autoridades de Sinaloa de que Héctor Cuén fue asesinado en un asalto en una gasolinera en la tarde del 25 de julio, cuando dos hombres quisieron robarle la camioneta.
“Eso no es lo que pasó. Él fue asesinado en el mismo momento y en el mismo lugar donde yo fui secuestrado. Héctor Cuén era amigo mío desde hace tiempo y lamento profundamente su muerte como la desaparición de José Rosario Heras López y Rofoldo Chaidez, a quienes no se ha vuelto a ver desde entonces.
“También hago un llamamiento a la gente de Sinaloa para que use la moderación y mantenga la paz en nuestro estado. Nada se puede resolver con la violencia. Hemos pasado por ese camino antes, y todo el mundo pierde”, puntualiza en su carta proporcionada por su defensa.