Por Rodolfo Montes
Desde el inicio del sexenio del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, comenzaron a darse los primeros trazos de una estrategia para contener la ola de muerte del Fentanilo en Estados Unidos y Canadá.
En varias ocasiones Obrador, desde sus conferencias matutinas, daba a conocer que algo no estaba prendiendo en esa batalla contra la droga más letal para la humanidad; decía que habría que reforzar su campaña de prevención y conforme ha pasado el tiempo, y a punto de concluir su mandato, podría decirse que los carteles del narcotráfico van ganando la partida.
No es para menos, el fentanilo sigue causando estragos y ya no solo en suelo estadounidense y canadiense, también en territorio mexicano y en ciudades como Barcelona y Valencia, España, hasta donde este reportero siguió la pista del trasiego de esta droga.
Los carteles de Sinaloa, y el de Jalisco Nueva Generación siguen haciendo de las suyas, y no están solos. Ambos se disputan el contrabando y cargamentos de precursores químicos que salen de los puertos de China, principalmente, para llegar a los puertos mexicanos como Manzanillo, Guaymas, Puerto Lázaro Cárdenas, entre otros, para después llevarlos por tierra, hasta el Golfo de México y desde ahí emprender la travesía hasta Europa, en donde las autoridades de naciones como España se están haciendo de la vista gorda para atender esta grave pandemia del lado del continente americano.
Nada se dice, nada se hace en suelo español, a pesar de que son ya varias las señales de que su juventud está consumiendo fentanilo y con ello encontrando la muerte fulminante.
Mientras tanto, de este lado del charco, lo más reciente en el combate a esa droga, sucedió este 24 de julio, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador y altos servidores públicos del Gobierno de México recibieron a una delegación estadounidense encabezada por la asesora de Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwood-Randall, el subsecretario de Estado de Gestión y Recursos, Richard Verma, la fiscal general adjunta, Lisa O. Monaco, y la subsecretaria interina de Seguridad Nacional, Kristie Canegallo, para avanzar en la cooperación en la lucha global contra el fentanilo.
Esa reunión se basó en encuentros anteriores de alto nivel dirigidos por la asesora Sherwood-Randall y la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, quienes han discutido sobre continuar los esfuerzos conjuntos bajo el marco del Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras de México y Estados Unidos para combatir a los narcotraficantes; interrumpir el suministro de los productos químicos utilizados para fabricar fentanilo ilícito; prevenir el tráfico de estos narcóticos mortales a través de nuestra frontera compartida; y promover los servicios de salud pública para reducir el daño y la demanda e incrementar los servicios de tratamiento.
México y Estados Unidos reconocen que descubrir, interrumpir y desmantelar las redes de tráfico de armas de fuego es fundamental en los esfuerzos conjuntos para combatir el fentanilo ilícito.
Pero hasta hoy esa lucha resulta insípida, y será así hasta que en otras naciones, como España, se den cuenta de los estragos que provocan en sus nuevas generaciones, los carteles de las drogas mexicanos, en alianza con la mafia china.
Pronto avanzará en Estados Unidos, la iniciativa republicana de declarar como arma química al fentanilo y seguir viendo a China como una amenaza para la seguridad estadounidense.